Por una serie de circunstancias inesperadas, este domingo nos juntamos en Toledo unos cuantos miembros de nuestra Asociación de Esgrima Antigua. Coincidimos allí Ramón, Carlos, Nils y Lucio, y compartimos muy buenos ratos con Diego, de la Mesnada de las Tres Estrellas, con Pepe y Pablo, de la Sala de Esgrima Antigua de Alicante, que se “desviaron” bajando de la Academia de Instructores en Tres Cantos, y con Helio, el maestro de esgrima de Toledo.
Todos menos Diego nos fuimos desde la Ciudad Imperial hasta Camuñas, a ver a Julio Ramírez, el armero conocido como Mimes de Azzaria que, con toda la amabilidad del mundo, nos recibió en su fragua con una sonrisa y mucha paciencia. Es de agradecer especialmente que nos recibiera en domingo y que nos hiciera sentir como en nuestra propia casa. Nils, dada su profesión, se quedó especialmente impactado por la fragua de Julio y por la persona de nuestro querido armero.
Habíamos decidido ir a Camuñas a recoger una espada nueva para Carlos (impagable esa cara de “mi primera espada” de la que no pudimos hacer fotos (aunque subiremos un par muy pronto) y otra de Lucio, rejuvenecida tras su paso por las manos de Julio. La espada ha quedado más ligera, más flexible y con el mismo aguante que tenía.
Nos entretuvimos un buen rato mirando todo lo que tenía Julio en el taller, preguntando por precios, discutiendo sobre la forma de las hojas y las características de una buena espada como las que él hace.
Fue una jornada tan agradable, que nos prometimos organizar otra excursión, esta vez oficial, con los miembros de la Asociación, a ver Toledo, tranquilamente, y comer y compartir el día con Diego y con Helio, lo que promete ser toda una aventura.
Todos menos Diego nos fuimos desde la Ciudad Imperial hasta Camuñas, a ver a Julio Ramírez, el armero conocido como Mimes de Azzaria que, con toda la amabilidad del mundo, nos recibió en su fragua con una sonrisa y mucha paciencia. Es de agradecer especialmente que nos recibiera en domingo y que nos hiciera sentir como en nuestra propia casa. Nils, dada su profesión, se quedó especialmente impactado por la fragua de Julio y por la persona de nuestro querido armero.
Habíamos decidido ir a Camuñas a recoger una espada nueva para Carlos (impagable esa cara de “mi primera espada” de la que no pudimos hacer fotos (aunque subiremos un par muy pronto) y otra de Lucio, rejuvenecida tras su paso por las manos de Julio. La espada ha quedado más ligera, más flexible y con el mismo aguante que tenía.
Nos entretuvimos un buen rato mirando todo lo que tenía Julio en el taller, preguntando por precios, discutiendo sobre la forma de las hojas y las características de una buena espada como las que él hace.
Fue una jornada tan agradable, que nos prometimos organizar otra excursión, esta vez oficial, con los miembros de la Asociación, a ver Toledo, tranquilamente, y comer y compartir el día con Diego y con Helio, lo que promete ser toda una aventura.